Querido abuelo Tito,
Ya han pasado dos
años
desde que te fuiste, dos años en los que aún sin estar con nosotros has
sembrado amor como no te imaginas. Ver a tanta gente que ha estado cerca de
nosotros a lo largo de este tiempo es un claro ejemplo de lo que sembraste a lo
largo de tu vida y cosechaste en abundancia durante todos estos años.
Yo creo que si
tuviéramos
la oportunidad de estar frente a ti un último momento, más que decirte algo, te
preguntaríamos algo a ti.
Yo en particular, no sabría si preguntarte
una vez más sobre tu historia de cómo es que te fuiste a Estados Unidos, o que
me contaras sobre alguno de tus viajes al Amazonas, a Asia o a Europa, siempre
con ese detalle que caracterizaba tus narraciones.
Gracias por
compartirnos tu vida a través de tantas y tantas historias, gracias por
hacernos parte de tu historia de enamorado apasionado a través de tus relatos
de cómo
fue que conociste a la abuela y te casaste con ella, cuáles son las claves para
tener un matrimonio
como el tuyo. Gracias por demostrarnos con tu ejemplo y testimonio que el
enamoramiento es algo de todos los días, y que no se termina con el matrimonio
o con el paso de los años.
Gracias por
compartirnos tu pasión por el conocimiento y la innovación a través de tus
múltiples inventos y soluciones prácticas ante los problemas que la vida nos
presenta, no importando cuantos kilos de acero o tornillos esto implique.
¿Porqué subir a regar las plantas del techo si ellas pueden bajar a nosotros? ¿Cómo
perder los lentes para la computadora si estos están amarrados a ella? ¿Cómo no
escuchar el teléfono
o el timbre de la casa cuando toda la calle los puedo escuchar? En fin, yo creo
que cada uno de nosotros podemos
enlistar innumerables experiencias y momentos que
vivimos contigo.
Gracias por querer
tanto a la abuela, siempre describiéndola como una mujer fuera de serie,
entregada a ti y a su familia, Gracias por querer tanto a tus hijos y preocuparte por su
formación y hacer tuyos sus problemas. Gracias por considerar a cada una a tus
nueras y yernos como uno más de tus hijos, aconsejándolos, platicándoles y
recibiéndolos en la familia como un papá.
Gracias por
querernos tanto a tus nietos.
A nosotros sin duda
nos tocó
muy poco del carácter duro que tus hijos a veces recuerdan, siempre dándonos
todo lo que queríamos, aconsejándonos y preocupándote por cada uno de nosotros
y compartiéndonos tu cariño junto con la abuela.
Gracias también por recibir y
querer tanto a los futuros miembros de la familia. Sin duda ellos son
privilegiados por haber tenido la oportunidad de conocerte y haber compartido
contigo todos esos momentos que caracterizan a la familia Maass.
Gracias abuelo por
inculcarnos la fe y ser testimonio de vida cristiana, siempre poniendo a Dios ante todo y confiándole en María
cada momento de tu vida.
Finalmente, gracias
por ser un mexicano orgulloso de su país, siempre preocupado hasta el
último minuto sobre cómo mejorarlo a través de tu compromiso con tu partido
político.
Abuelo, ahora que
nos ves desde allá
arriba, te toca consentirnos aún más. Cada día tu ausencia será más
notoria, y sabes la falta que le vas a hacer a la abuela, a tus hijos y a
nosotros tus nietos. Por eso tienes que estar más cerca de nosotros. Desde allá arriba nos
conocerás más y sabrás lo que necesitamos, así que ahí te lo encargamos.
Te queremos mucho.
Tu nieto.
Pablo
No hay comentarios:
Publicar un comentario